9-8-2020 CALLE CRISTO DE LA CALAVERA Y UNA LEYENDA DE BÉCQUER.
Afotando y documentando Toledo. 9-8-2020. Calle Cristo de la Calavera, y su leyenda toledana.
Creo que todos los toledanos saben la leyenda de esta calle tan toledana de unos 140 metros de largo, pero aunque sea de FOTOS, y SIEMPRE, es lo que más valoro que os agrade; hoy os quiero mostrar esta calle cercana a la Iglesia de San Miguel y deciros que el nombre de esta calle no viene por la leyenda de Bécquer, más bien, Bécquer ubicó aquí la leyenda aprovechándose del nombre ya establecido. Es algo que mucha gente confunde.
Estoy seguro que os preguntareis el porqué se llama así esta calle… Muy sencillo, ya sabéis que los toledanos no nos complicamos a la hora de poner nombres y el llamarse así es porque en su momento en esta calle había un Cristo Crucificado como tantos que abundaban en el Toledo del siglo XVII, este Cristo se encontraba en el ensanche que hace la calle con la actual calle del Pez (muy cerca de la Plaza de San Justo, y que os mostré hace poco). Este Cristo tenía una calavera a los pies, algo habitual en aquella época.
Y si os preguntáis si está el Cristo he de deciros que desapareció, y ya no está. Lo que sí está en esta calle es una placa que pongo en mi blog en el que se lee: “Bajo la débil luz del candil que iluminaba el crucifijo, los dos caballeros iniciaron el combate y al chocar las espadas la Llama se apagó”. Os dejo el enlace por si lo queréis ver con solo pinchar en las letras azules:
https://joseherfer.blogspot.com/
Y si… me lo han pedido… aunque cada vez me cuesta más escribir debido a que no se valora la foto al escribir, como pasó ayer…. os pongo la conocida leyenda de Bécquer, que como no podía ser de otra manera se titula la Leyenda del Cristo de la Calavera, una de las más populares de Toledo.
Dice más o menos así:
En el Toledo de la época, el rey se disponía a partir para luchar contra los enemigos árabes acompañado por los caballeros más destacados de la nobleza de su reino.
Para que se fueran más contentos a su “guerra” se decidió hacer una fiesta con lo mejor del Toledo de la época, jajajaja. Para ello, convirtió el Alcázar en un enorme salón para cenar y después un poquito de baile, vamos como una verbena, jajaja.
La fiesta era espectacular donde destacaban los toledanos de alta alcurnia acompañados de varones que querían destacar ante las bellas jóvenes toledanas que vestidas con sus mejores vestidos llamaban la atención…
Entre todas esas mujeres destacaba por su belleza una mujer que tenía conquistado el corazón de todos los hombres. Una mujer llamada Inés de Tordesillas…
Inés era muy simpática y sonreía a todos, con lo cual alguno se hacía ilusiones… (Joer parece que no ha pasado el tiempo…) Pero Inés no quería nada con ninguno…
Entre la cantidad de caballeros que cortejaban a Inés de Tordesillas estaban dos toledanos llamados Alonso Carrillo y el otro Lope de Sandoval… estos dos eran los que más destacaban en su interés por conquistar a Doña Inés de Tordesillas….
Estos dos toledanos se habían criado juntos e igualmente juntos se enamoraron de ella, lo que hizo que compitieran en todo para llamar la atención de Inés… rivalizaban en todo…
Y durante esta fiesta no podía ser menos… empezaron compitiendo en piropos y románticas frases pero poco a poco las frases fueron subiendo de tono por parte de ambos, lo que hacía que el otro se enfadara aun más…
Llegó un momento que la situación era insostenible, lo que enfadó a Inés de Tordesillas, y decidió irse de allí… pero al levantarse se la cayó un guante... lo que hizo que todos corrieran a coger el guante de la dama para devolvérselo y quizás poder escuchar unas palabras de gratitud….
Pero… efectivamente… el guante le cogieron cada uno de un extremo Lope y Alonso…
Inés de Tordesillas gritó al verlos en actitud desafiante, negándose a ceder el privilegio de la devolución al rival….
Ninguno de los dos quería soltar el guante y para evitar males mayores apareció la mano del Rey, que se acercó a ambos caballeros pidiendo el guante de la dama para devolvérselo a Inés de Tordesillas mientras la decía:
“Tened cuidado, señora, de que no se vuelva a caer, pues la próxima vez tal vez os lo devuelvan manchado en sangre”.
Alonso y Lope, se desafiaban con la mirada, como si esa mirada encerrara un duelo a muerte, que equivalía a un guante arrojado al rostro, a un desafío a muerte… era la única solución…
Ambos buscaron un lugar apartado y tranquilo y que cumpliera con dos cosas: que fuera amplio para poderse batir en duelo y que tuviera algo de luz….
Decidieron venir a esta calle de la foto por lo que os he dicho al principio del Cristo iluminado por un candil…. Y allí empezó el duelo, pero había un problema….
A la luz del candil desenvainaron sus espadas y comenzaron a luchar pero...
Cada vez que las espadas chocaban entre ellas la luz del candil se apagaba y volvía, al rato, a encenderse sola….
Pensaron que serian ráfagas de viento que apagaban el candil y siguieron a lo suyo pero la luz del candil se apagaba dejando la calle en tinieblas…
Hasta que en una cuarta vez al chocar las espadas se apagó la luz del candil y un fuerte viento les tiró a ambos rodando por el suelo… esto les hizo recapacitar y decidieron que quizás era una señal divina como queriéndoles decir que arreglasen las cosas de otra forma…
Alonso y Lope se abrazaron reconociendo su tontería ya que eran amigos desde la infancia, y luz del candil volvió encenderse… al verlo encenderse el candil decidieron que irían a casa de Doña Inés de Tordesillas para que ella decidiera con quien quedarse…
Al llegar Lope y Alonso vieron como otro joven se deslizaba por el balcón de la habitación de Doña Inés diciéndola palabras amorosas… La primera reacción de Lope y Alonso fue llevar la mano a la empuñadura de su espada, pero parándose a la vez se miraron entre sí, y se tuvieron que ver el uno al otro con una cara de asombro tan cómica que no pudieron contener una carcajada que resonó en toda la plaza. Inés oyó esa risa y cerró apresurada el balcón….
A la mañana siguiente, recordad que se iban a la guerra… el todo Toledo salió a despedir a las tropas para desearles suerte, y allí estaba Doña Inés de Tordesillas deseosa de ver quien fue el vencedor del duelo por ella…
De pronto… en el desfile, tras el Rey vió pasar a Lope y Alonso juntos, con sus brillantes armaduras y unidos los pendones de sus casas en señal de unión.
Al pasar por delante de ella, ambos irrumpieron en la misma carcajada que la noche anterior al mismo tiempo que la miraban… con algo de desprecio….
Inés de Tordesillas lo comprendió todo y se puso roja de vergüenza a la vez que por sus mejillas rodaban lágrimas de despecho…
Y hasta aquí la leyenda de Bécquer, que he intentado escribir y resumir mucho…, ya que yo solo soy un modesto aficionadillo a la fotografía que solo espera que guste su foto…
Y solo añadir, que cada leyenda tiene su moraleja… que cada uno piense lo que quiera…
Deseando que os haya gustado la foto, os deseo un muy buen día.
Recordad que daré a me encanta al leeros…. Los días que no pueda contestar… y que SIEMPRE lo que importa es la FOTO.
Y como siempre os recuerdo que se pueden ver estas cosas y otras más en mi blog, como el rotulo que os he indicado al principio, os dejo la dirección para que pinchéis y os salga solo:
https://joseherfer.blogspot.com/
Feliz día.
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