19-12-2019 ROCA TARPEYA Y SU LEYENDA

Afotando y documentando Toledo. 19-12-2019.  Roca Tarpeya y su leyenda…
Deseando que os guste la foto, os cuento hoy otra leyenda relacionada con el lugar que os muestro.
No sé si os acordáis de la leyenda de Santa Leocadia… espero que sí, bueno pues este es el lugar desde donde los despeñaban….

Las leyendas son iguales en muchos sitios, o al menos parecidas, y esta tan toledana está relacionada con Roma ya que La Roca Tarpeya es uno de los símbolos míticos de la historia de Roma, que encarna a la perfección el trato duro y violento que se dispensaba a los traidores en la Roma antigua, pero Toledo, tiene su leyenda, quizás copiada de la antigua Roma, o transportada por la cultura popular hasta Toledo.
La leyenda Toledana de la Roca Tarpeya dice más o menos así:
En el mismo lugar donde hoy se alza el museo de Victorio Macho había en Toledo, en época de los romanos, una cárcel pequeña, pero de una gran crueldad. Era la cárcel esta un lugar que daba panico sólo con nombrarla. Sus húmedos pasillos, y sus reducidos y oscuros calabozos, atemorizaban al más valiente que se hubiese atrevido a  visitarlos alguna vez.

Era el lugar donde los romanos encerraban a los condenados a muerte hasta que llegara el momento de lanzarlos con violencia y crueldad por la llamada “Roca Tarpeya”, donde se deshacían en pedazos al chocar con sus rocosos salientes cayendo sobre el Tajo. En la foto se ve bien…

Pero a lo que va la leyenda…
En esa época había un carcelero  muy famoso y fanático del culto a los dioses romanos, y que tenía una hija muy guapa llamada Octavila…

Octavila se enamoró locamente de un joven y apuesto  cristiano… Octavila se convirtió al cristianismo en secreto y siempre en secreto rezaba ante una pequeña cruz que solía esconder dentro de su vestido.
El padre carcelero lo averiguó y se comía la cabeza tratando de averiguar quién había sido el malnacido que había metido aquellas ideas en su hija sin llegar a descubrirlo… Sólo la idea de pensar en el incitador del culto cristiano de su hija alimentaba su sed de venganza, y su mala leche pero a pesar de maltratar a su hija, y agobiarla con pesados interrogatorios, no conocía respuesta a su curiosidad. Octavila no le decía quien era el cristiano….

Pero un día vieron al cristiano mientras rezaba, y claro está, le detuvieron….
El cristiano sabia que debido a la orden del Emperador Daciano  seria despojado de sus bienes y si no reconocía a los Dioses Romanos  iría  a la cárcel de la Roca Tarpeya… para, ser arrojado desde el lugar de la foto y caer al Tajo por lo que su muerte era segura.

Los pocos días que estuvo el novio de Octavila  en el calabozo los pasó rezando y manoseando un crucifijo que había logrado introducir sin que se percataran sus carceleros, los cuales estaban completamente asombrados de la tranquilidad que mostraba el condenado a pesar de conocer la cercanía de su muerte. No hace falta decir que esta circunstancia sirvió para cabrear aún más si cabe el odio del cruel padre carcelero hacia el reo cristiano.
Reza, reza…maldito cristiano…  Veremos si las oraciones a ese crucificado tuyo te sirven para algo. ¡Cómo no le reces al César no sé yo quien puede salvarte!. Le decían continuamente al preso….

Pero el joven hacía caso omiso a su carcelero, continuando piadosamente con sus oraciones.

Llegó el momento en el que el condenado era conducido a la roca Tarpeya para ser arrojado. Al cruzar la cárcel, camino de su muerte, tuvo la fortuna de encontrarse a Octavila, con la que intercambió románticas miradas que tuvo que reprimir al ser testigo el padre de tan bonito momento.
El padre carcelero quedó pensativo. ¿Sería tal vez aquel maldito cerdo cristiano el causante de las ideas que habían nacido en la mente de su hija?. Nunca lo pudo saber con certeza…

Pero se comenta que Octavila, al presenciar  como despeñaban al cristiano, cayó fulminada al suelo muriendo en el acto.

Antes de sepultar a su hija,  el padre carcelero cogió de entre sus vestidos la cruz ante la que rezaba Octavila y la guardó consigo. Dicen que desde aquel día dejó de adorar a sus ídolos Romanos, convirtiéndose al cristianismo y viviendo indiferente a todo cuanto le rodeaba.

El carcelero comenzó a cuidar unas flores que su hija plantó tiempo atrás al pie de la Roca Tarpeya, y rogó a Dios que jamás faltaran de aquel lugar aquellas flores que él creía viva imagen de su hija.

Esta es la leyenda que se conoce de aquel lugar y así ha llegado hasta nuestros días. Si es cierta o no, ¿quién puede saberlo?

Ahhh, el carcelero al convertirse al cristianismo también fue despeñado por la Roca Tarpeya más tarde jajaja. 
Y hasta aquí la leyenda toledana, pero….

Lo que sí es cierto y no es leyenda, es que no hace muchos años el dueño de un huerto que existe en aquel lugar, al comenzar su trabajo plantando arbustos, descubrió junto a la Roca Tarpeya alrededor de treinta fosas de dimensiones regulares cuyo origen siempre se ha atribuido a aquella cruel y siniestra cárcel….

En la actualidad, podemos encontrar en esta zona de Toledo un jardín, en el que algunos sitúan la verdadera Casa de El Greco, no muy lejos del Museo Sefardí, y más exactamente, sobre la Roca Tarpeya, el escultor Victorio Macho construye en 1953 su casa y taller desde el que sobre el Tajo, se divisa una bella panorámica de una parte de los cigarrales de Toledo.
A su muerte legó esta casa y toda su obra a la ciudad de Toledo, y allí se crea el museo que lleva su nombre, también conocido como Roca Tarpeya, inaugurado en 1967.
Feliz día, deseando que os haya gustado la foto.

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